La reforma psiquiátrica de 1931

En 1931 tuvo lugar una reforma legal que liberalizaba el ingreso y salida del enfermo mental en las instituciones psiquiátricas y dictaba normas para la construcción de establecimientos hospitalarios, planificaba clínicas abiertas en hospitales generales y trazaba las primeras líneas de la asistencia psiquiátrica hospitalaria. Además, supuso la toma de conciencia por parte de la Administración Pública de las responsabilidades asistenciales que tenía con toda la población, no sólo con los indigentes. Paulatinamente se fueron extendiendo en la sociedad la Seguridad Social y el Seguro Obligatorio de Enfermedad que se crearon siguiendo el modelo italiano. Sin embargo, la asistencia psiquiátrica permaneció fuera de este circuito sanitario, manteniéndose en el ámbito de actuación de las secciones de Beneficencia de las diferentes Diputaciones. No obstante, éstas pusieron en marcha una forma particular de seguro de enfermedad que hicieron extensible a toda la asistencia ofrecida en sus instituciones sanitarias, entre ellas la asistencia psiquiátrica. Todo ciudadano que lo solicitara podía recibir cobertura económica para consulta u hospitalización, teniendo que abonar una parte en la medida de su capacidad económica, de manera que cuando la familia no poseía recursos, la Diputación asumía el coste total de la hospitalización. Además, como consecuencia de la Guerra Civil el poder adquisitivo de las pensiones sufrió una caída importante, lo cual supuso el paso progresivo de muchas pacientes de la condición de pensionistas a la de beneficencia de las diferentes Diputaciones.

Vista de las instalaciones en Gesalibar

El Hospital Aita Menni mantenía relaciones institucionales con las Diputaciones de Gipuzkoa, Bizkaia, Araba y Burgos, desde donde provenían los pacientes que se atendían.

La Diputación de Gipuzkoa mantuvo invariablemente a las enfermas que dependían de ella en el Hospital Aita Menni, pero a partir de 1932, como consecuencia de la apertura de otros recursos asistenciales para situaciones agudas, el hospital se transformó en centro para la recuperación y residencia de enfermas mentales crónicas donde eran ingresadas las enfermas crónicas dependientes de dicha Diputación.

Por su parte, la Diputación de Bizkaia contaba con el manicomio de Bermeo por lo que la presencia de enfermas procedentes de este territorio histórico no fue muy significativa en los primeros años. De todos modos, la afluencia de enfermas fue creciendo a partir de estas fechas hasta alcanzar una proporción muy elevada en el censo global de pacientes.

La Diputación de Araba contaba con un hospital psiquiátrico propio por lo que la presencia de enfermas alavesas ha sido siempre mínima. La Diputación de Burgos derivaba sus pacientes desde 1898 y lo continuaría haciendo hasta que en 1977 trasladara a sus últimas enfermas al recién creado manicomio de Oña.

Instalaciones

Durante esta época, las obras de ampliación del manicomio continuaron de forma imparable. El aumento constante del censo de pacientes atendidas exigía el acondicionamiento de nuevos pabellones en los que acoger a las nuevas enfermas que iban ingresando.

En 1932 se construyó un pabellón de una planta, adosado al del Sagrado Corazón, en el que se instalaron los servicios para pensionistas particulares. Era el Pabellón de Santa Teresa que más tarde se destinaría a religiosas hospitalizadas.

Entre 1932 y 1933 se construyó también el Pabellón de Santa Isabel, destinado a la atención de enfermas de Gipuzkoa en régimen de reeducación y readaptación. Se encontraba entre los pabellones de San Rafael y San Juan de Dios.

Por otra parte, también en esta época se produjo una innovación tecnológica importante. Gracias a una subvención de la Diputación de Gipuzkoa, en 1933 se instaló en el pabellón de agudas una sala de balneoterapia con las características más avanzadas de la época. Sobre el antiguo edificio del manantial de aguas sulfurosas, en 1939 se edificó un pabellón en el que se dispusieron los despachos médicos, los gabinetes oftalmológico y odontológico, la farmacia y el laboratorio general, que estaba dotado con los medios más avanzados tanto para realizar análisis como investigación.

La situación socioeconómica de la época hacía que resultara difícil adquirir productos de primera necesidad por lo que el Hospital Aita Menni tendió a una forma de autarquía o de autoabastecimiento de alimentos, tanto a través del cultivo de las tierras como de la cría de ganado. En 1945, el Hospital Aita Menni adquirió terrenos de labranza como prados y arbolados, para cultivar alimentos y para producir pastos para el ganado. En 1946 se edificaron en estos terrenos una vaquería y una granja avícola en cuya explotación se ocuparon muchas enfermas de acuerdo con el concepto de terapéutica ocupacional que para entonces ya había calado hondo en Santa Águeda.

Comedor
Dormitorio en el Hospital Aita Menni
Establos
Hermana Hospitalaria atiende a una paciente

El equipo asistencial

El equipo asistencial de la época seguía estando compuesto por personal facultativo y religiosas hospitalarias, con la colaboración de un reducido número de personal de oficios diversos. El número de hermanas que formaban la comunidad fue creciendo durante las décadas de los años 30, 40 y 50. Además de las hermanas dedicadas a tareas asistenciales en el ámbito de la enfermería y a responsabilidades propias de la comunidad como la de Superiora y Ecónoma, algunas ocupaban oficios como los de panadera, cocinera, jefas de oficios, lavandería y huertas. En todos estos casos contaban con la ayuda de enfermas que se ocupaban de estas tareas en el marco de la terapia ocupacional.

La reforma de 1931 normativizó la formación en psiquiatría del personal de enfermería de los manicomios, lo que dio lugar a que en los hospitales de las Hermanas Hospitalarias se impartiera formación teórica para que posteriormente éstas pudieran obtener sus títulos en la universidad.

Hermanas Hospitalarias
Facultativo de la Casa de Salud e Santa Águeda

Diagnóstico y tratamiento

En esta época se introdujo la nosología de Kraepelin que fue utilizada para la clasificación de los diagnósticos de las enfermas. En los casos de diagnóstico dudoso, se procedía al debate en forma de sesiones clínicas que se celebraban semanalmente. La principal dotación del momento en materia de diagnóstico fue el laboratorio clínico que fue impulsado por el Dr. Olaran, Director Médico de la época.

Se imprimieron cuestionarios para la recogida de información sobre la historia familiar y personal de las pacientes en los que se registraban todos los actos realizados durante el ingreso de las mismas. Cada pabellón mantenía un archivo de historias clínicas que estaba en conexión con el archivo general.

El Dr. Olaran introdujo los tratamientos más recientes como las curas por nucleinato de sosa, sulfosín, malaria, vacunas y neosalvarsanes. Como miembro activo de la Asociación Española de Neuropsiquiatras, asistía a los congresos de la Liga de la Higiene Mental, siguiendo de cerca los progresos técnicos que se producían en la época.

En 1939 se introdujo la cura de Sakel, utilizada inicialmente por Manfred Sakel en 1933 en el tratamiento de los síntomas de abstinencia de la morfina y consistente en la provocación de comas hipoglucémicos por la inyección de dosis elevadas de insulina. La técnica se utilizaba en casos de esquizofrenia paranoide. El choque húmedo, consistente en la generación de hipoglucemias hasta la fase de sudoración profusa, se utilizaba en pacientes con esquizofrenias y delirios crónicos.

En 1938 se introdujeron técnicas de producción de convulsiones por agentes químicos como el cardiazol y el pentazol. En 1942 se introdujo en el hospital el procedimiento del electroshock desarrollado en 1938 por Bini y Cerletti para provocar convulsiones por medio de descargas eléctricas. Se administraba en tres sesiones semanales, utilizando voltajes bajos durante tiempos relativamente prolongados, de manera que la fase tónica de las convulsiones era lo menos violenta posible.

La situación social de la postguerra hizo que el Hospital Aita Menni tuviera que autoabastecerse en lo posible, lo cual dio lugar a la puesta en marcha de diversas actividades de terapia ocupacional. En 1945, el 59% de las pacientes estaban encuadradas en alguna tarea de esta índole. La laborterapia, que siempre estuvo presente en el Hospital Aita Menni, tuvo una importancia especial en esta época de autarquía.

Revisión oftalmológica en Santa Águeda
Instrumental de electroterapia