Salud mental

Taller sobre ‘Procedimientos y habilidades para acompañamiento en situaciones difíciles’

Alfonso Sáez de Ibarra comparte su experiencia en situaciones de crisis, emergencias y catástrofes con el alumnado Enfermería y Medicina de la Universidad CEU Cardenal Herrera de Castellón. Para poder afrontar estas situaciones es imprescindible conocer y saber manejar los aspectos emocionales que intervienen.
“Egoera zailetan lagun egiteko prozedurak eta trebetasunak” lantzeko tailerra

El psicólogo especialista en Psicología Clínica del Hospital Aita Menni Alfonso Sáez de Ibarra Olasolo impartió, el día 28, un taller dirigido al alumnado de los grados de Enfermería y Medicina de la Universidad CEU Cardenal Herrera de Castellón. El taller llevaba por título “Procedimientos y habilidades para acompañamiento en situaciones difíciles”.

Actuación en emergencias y catástrofes

Como parte de la atención integral en salud mental, desde hace dos décadas, el Hospital Aita Menni colabora con diversas entidades implicadas en la actuación en emergencias y catástrofes, entre ellas el Departamento de Seguridad del Gobierno Vasco y Cruz Roja del País Vasco. La intervención consiste tanto en apoyo “in situ” como en colaboración en la prevención y el tratamiento de la plantilla de profesionales cuando, por razón de su labor, puedan padecer trastorno de estrés postraumático. Taller sobre 'Procedimientos y habilidades para acompañamiento en situaciones difíciles'  A esta larga trayectoria se suma la colaboración en diversos programas de formación de postgrado en la Universidad de Deusto (Máster en Psicología de la Intervención Social y Máster en Psicología General Sanitaria), en los que se instruye a psicólogos y psicólogas en herramientas para afrontar y acompañar situaciones de crisis y potencialmente traumáticas.  Del grupo de profesionales de la Psicología que integra el Servicio de Consultas Externas del Departamento de Psicología, destaca la experiencia de Alfonso Sáez de Ibarra en situaciones de crisis, emergencias y catástrofes.

El personal sanitario de emergencias también es un colectivo vulnerable al desgaste emocional por su exposición frecuente a acontecimientos en los que el sufrimiento y la muerte están presentes. De forma análoga, otros ámbitos de intervención sanitaria, como las unidades de hospitalización donde se administran cuidados paliativos, pueden generar un desgaste emocional por la complejidad del contexto de trabajo y la intensidad emocional acompañantes en los procesos, generalmente terminales.

En este proceso se pueden dar momentos críticos, debido a la intensidad de las emociones implicadas que resulta muy importante poder canalizar adecuadamente, por ejemplo, la comunicación de un diagnóstico de gravedad, de un fallecimiento o el acompañamiento en los momentos finales de la vida.

Para poder afrontar estas situaciones es imprescindible conocer y saber manejar los aspectos emocionales que intervienen en los diversos agentes participantes (personas enfermas, sus familias y el propio personal sociosanitario implicado en su atención y cuidado). Con frecuencia la atención y el cuidado se centran en el primer protagonista de la enfermedad y, en un segundo momento, en su entorno próximo (familia), que está llamado a constituir su recurso fundamental de apoyo. Pero con frecuencia, el impacto que sufren las personas que trabajan como profesionales se pasa por alto, dando por supuesto que su “profesionalidad” las protege automáticamente de cualquier afectación.

El taller se centró en abordar estas situaciones desde la perspectiva de los profesionales sanitarios, que tienen conocimientos y preparación técnica, pero que también están llamados a interactuar en un encuentro con otras personas (pacientes o familiares) en las que se despiertan también sus emociones.

Las emociones en situaciones difíciles

Las destrezas profesionales son el pilar fundamental del tratamiento y el cuidado de la persona enferma, pero las emociones implicadas en la atención tienen la capacidad de influir y modificar el contexto en que se aplican. Las emociones intensas o deficientemente canalizadas pueden llegar a influir en las capacidades volitivas, cognitivas y ejecutivas del profesional sanitario, afectando al resultado.

Por tanto, el taller buscaba fundamentalmente dos objetivos:   – llegar a conocer, a nivel emocional, lo que sucede en situaciones difíciles, en cada una de las personas implicadas como agentes   – saber cómo y desde dónde interactuamos, con especial atención a la perspectiva de los y las profesionales que tratan y cuidan

Es necesario para ello tomar “consciencia” de la posición que cada profesional adopta ante situaciones relacionadas con el sufrimiento y la muerte, elementos ancestralmente generadores de temor e incertidumbre en la humanidad y ante los que es necesario tener una respuesta para poder convivir y trabajar con ellos.

Pautas para manejar las reacciones propias y ajenas

En estos contextos difíciles, es importante manejar herramientas comunicativas y emocionales para poder responder a las necesidades de la persona enferma, su familia y las propias del personal que convive con ella y la acompaña en este momento vital crítico.

Durante este taller se abordan aspectos diversos, como la forma de comunicar una mala noticia, saber responder ante las demandas emocionales o a las preguntas que puedan formular los pacientes. También se abordan herramientas propias como saber manejar el silencio y el contacto físico en esos momentos críticos.

Finalmente se apunta la importancia del cuidado personal tras el afrontamiento de estas situaciones difíciles, que pasa necesariamente por tomar contacto (cognitivo y emocional) consigo mismo, en un contexto cultural y social que favorece precisamente lo contrario, la aplicación de la huida del sufrimiento emocional ‘a toda costa’, mediante el refugio en la ‘actividad‘ y el entretenimiento (estar siempre haciendo siempre algo y pensar en otra cosa).

En una relación entre persona enferma y profesional de la salud, el dominio de las destrezas técnicas sin el necesario complemento de unas habilidades emocionales mínimas nos llevaría tanto a deshumanizar la atención sanitaria -como mecanismo de defensa ante el daño emocional del profesional sanitario- como al sufrimiento del propio profesional, que tendría dificultades para integrar a largo plazo dentro de su experiencia vital los acontecimientos vividos. Y la experiencia vital ha de ser entendida no sólo como un proceso intelectual-racional sino también emocional, integrado en los valores que guían y dan auténtico sentido a la vida de cada persona.

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Diario Levante