Salud mental

Primeros auxilios psicológicos en situaciones de crisis y emergencias

Psicólogos del Hospital Aita Menni, entre los que destaca por su experiencia en emergencias Alfonso Sáez de Ibarra, abogan por la atención psicológica temprana para prevenir las consecuencias del estrés postraumático en caso de desastres o accidentes.
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Como parte de la atención integral en salud mental, desde hace más de una década, el Hospital Aita Menni colabora con diversas entidades implicadas en la actuación en emergencias y catástrofes, entre ellas el Departamento de Seguridad del Gobierno Vasco y Cruz Roja. El HAM posee uno de los dispositivos que en mejores condiciones se encuentra para intervenir en situaciones de emergencia y/o catástrofe. Del grupo de profesionales de la psicología que componen su Servicio de Consulta externas del Departamento de Psicología, destaca la experiencia de Alfonso Sáez de Ibarra en situaciones de excepción.

Sería muy prolijo enumerarlas todas. Además de formar a los Equipos de Respuesta Inmediata en Emergencias (ERIE) de Apoyo Psicosocial de Cruz Roja -fruto de un convenio firmado entre el HAM y Cruz Roja del País Vasco-, participa también como voluntario de esta misma organización. Alfonso Sáez de Ibarra es uno de los profesionales que en más situaciones de emergencia ha proporcionado primeros auxilios psicológicos. Como tal se desplazó a Madrid para participar en la unidad de apoyo psicológico de atención a los familiares de las víctimas del 11-M. Doce años después, todavía en nuestro entorno la atención psicológica ante emergencias no se ha profesionalizado, sigue perteneciendo a la esfera del voluntariado y no siempre se presta. «Aún no se ha profesionalizado. Ocurre como con los servicios de ambulancias en sus inicios«, explica nuestro experto.

El estrés postraumático es una respuesta patológica que aparece de forma tardía tras un acontecimiento estresante o situación excepcionalmente amenazante o catastrófica que causaría por sí misma un malestar en la mayoría de las personas. Se manifiesta en formas diversas, pero predominan los episodios reiterados de volver a vivenciar el trauma en forma de recuerdos o sueños, embotamiento emocional, falta de capacidad de respuesta al medio y evitación de actividades y situaciones evocadoras del trauma.

Objetivo: prevenir

Cuando las personas experimentan situaciones excepcionales potencialmente traumáticas, las intervenciones en el ámbito del apoyo psicológico tienen un objetivo fundamentalmente preventivo del estrés postraumático y otras complicaciones, explica.

«Las consecuencias del estrés postraumático suelen detectarse cuando ya aparecen los primeros síntomas de un  trastorno psiquiátrico y/o psicológico (síndrome  de Burnout, cuadros ansioso-depresivos, síndrome de estrés postraumático y excepcionalmente brotes psicóticos)«, observa Sáez de Ibarra. Y añade: «A pesar de que la mayor parte de los seres humanos mantienen la salud mental tras un acontecimiento traumático, es muy difícil prever qué personas enfermarán o no ante una situación de este tipo. Por ello, la atención psicológica temprana (primeros auxilios psicológicos) supone una intervención preventiva que busca que estos casos no se produzcan. Para el resto de las personas, la ayuda psicológica temprana facilita el afrontamiento del suceso en momentos de paralización o bloqueo para tomar decisiones y reduce los niveles de sufrimiento a grados no enfermizos a niveles de normalidad y acorta su duración«.

Pautas para manejar las reacciones

Los primeros auxilios psicológicos son, por tanto, un abordaje de choque en el que se dan pautas para el manejo saludable de las reacciones por parte de las víctimas de durante las siguientes semanas en que suceden reacciones nuevas pero normales. Según Sáez de Ibarra, en principio, no es preciso un seguimiento específico. Si la persona no evoluciona con sus propios recursos personales y los proporcionados en la intervención, contacta con los servicios de salud de referencia para valorar entonces si precisa tratamiento o no.

Intervenir de forma inmediata en atentados, agresiones, atracos con rehenes, accidentes laborales graves, accidentes de tráfico, fallecimiento de niños, etc. facilita una gestión preventiva y terapéutica óptima de las reacciones cognitivo-conductuales y emocionales en las personas que lo sufren. El psicólogo resalta que este tipo de situaciones pueden generar una gran carga emocional y de estrés  tanto a las víctimas directas como a los familiares y/o compañeros de trabajo (posibles víctimas secundarias), siendo también este ámbito susceptible la intervención.

«Los profesionales que participamos en los dispositivos de emergencias utilizamos técnicas psicológicas basadas en diversos enfoques teóricos, fundamentalmente de la psicología clínica, de la salud y de la psicología social, muchas de ellas relacionadas con el manejo del estrés y del empoderamiento de recursos personales«, concluye.