Daño cerebral

Rehabilitación de la mano y el brazo tras un ictus. La función de los robots

Rehabilitación de la mano y el brazo tras un ictus. La función de los robots

La tecnología robótica cada vez está más presente en los programas de rehabilitación del daño cerebral de la Red Menni

En los últimos meses, los distintos centros de la Red Menni, y en especial los del País Vasco, han realizado una apuesta por los medios tecnológicos más avanzados para la aplicación de distintas terapias. Los avances tecnológicos han ido encaminados, sobre todo, a la rehabilitación de la mano, el brazo y el hombro, así como a la rehabilitación de la marcha.

«La tecnología permite realizar a los pacientes más entrenamiento y rehabilitación, permite el trabajo en grupo y la competición. Los robots nos ‘dicen’ cuánta rehabilitación hacen los pacientes y cómo la realizan. Esto resulta muy interesante y, en algunos casos, incluso abre la posibilidad de continuar el trabajo en el ámbito domiciliario, con el control a distancia por parte de terapeutas y facultativos. Se hace realidad la rehabilitación a distancia o telerrehabilitación«, apunta el doctor Juan Ignacio Marín, especialista en Medicina Física y Rehabilitación del Servicio de Daño Cerebral del Hospital Aita Menni.

Dr.-Juan-Marín

El doctor recuerda que se vienen desarrollando robots de entrenamiento de miembro superior desde hace años. Pero todos no se adecuan a nuestro modelo de rehabilitación. En su opinión, cualquier robot dirigido a la recuperación de funciones sensoriomotoras debe incluir el entrenamiento de funciones básicas como la fuerza, el control de tono y normalización de rangos articulares. Todo programa de rehabilitación debe incluir tareas específicas dirigidas a incrementar el nivel de resistencia muscular y el entrenamiento específico de la tolerancia cardiovascular al esfuerzo.

Juan Ignacio Marín subraya que el entrenamiento en tareas específicas funcionales asegura que el reaprendizaje se transfiera a las actividades habituales: marcha, bipedestación, prensión, alcances… Esta es la base del concepto de entrenamiento orientado a tareas. “La utilización de métodos que impliquen muchas repeticiones de movimientos funcionales tiene por objetivo producir cambios en el córtex cerebral, esta es la base de la recuperación motora“, añade el doctor Marín. “Cualquier dispositivo tecnológico diseñado para ser utilizado en rehabilitación debe estar dirigido a la funcionalidad, a la actividad y participación. Debe poder permitir el entrenamiento en contextos naturales, estar basado en la alta repetición de movimientos frecuentes, tiene que permitir ajustar la carga de trabajo al nivel que tiene el paciente y proporcionar variedad en el ejercicio. Algo determinante es que debe estar diseñado para fomentar la motivación del paciente“, concluye.

Rehabilitación de la extremidad superior con dispositivos robóticos

Veamos algunos de los sistemas robóticos que utiliza la Red Menni de Daño Cerebral en sus centros del País Vasco para la rehabilitación del miembro superior:

– Robot Amadeo®, para la rehabilitación de la mano

Este sistema permite trabajar la rehabilitación de la mano tras sufrir un accidente cerebrovascular desde las fases muy iniciales cuando el paciente carece de movilidad. Es  un dispositivo mecatrónico que ayuda a reeducar la movilidad de los dedos (incluido el pulgar) de forma individualizada y aislada en personas con dificultades motoras. Cada uno de los dedos se acopla a las diferentes guías del robot mediante un sistema magnético que permiten la movilización controlada de cada uno de ellos y  movimientos fluidos muy similares a los que se realizan de forma natural con la mano y dedos.

Amadeo® trabaja en diferentes modos. Por un lado, tiene un sistema de movimiento pasivo que ayuda a abrir y cerrar la mano sin que el paciente ejecute ningún tipo de fuerza. Pero también cuenta con una opción de terapia asistida mediante la que se programa el rango de movimiento con el que se pretende que el usuario trabaje. Cuando llega al límite de su capacidad de movimiento, el robot le asiste para que pueda llegar a los rangos que se han establecido previamente. Incorpora también un entrenamiento activo en un entorno virtual basado en la realización de distintas tareas. Al final de cada ejercicio se obtiene una puntuación que posibilita evaluar y hacer un seguimiento de los resultados.

Este robot permite trabajar con niños a partir de los 6 años.

– Robot Diego®, para la rehabilitación del brazo

Es un sistema robótico y de realidad virtual desarrollado para la rehabilitación de las extremidades superiores. Consta de un dispositivo de suspensión cenital y baja inercia que permite desgravitar mediante unas sujeciones ambos brazos, favoreciendo así la práctica de ejercicios aun cuando exista muy poca actividad muscular. El software de este robot invita al paciente a una serie de pruebas como coger y transportar objetos. Además, permite la fácil suspensión del brazo y la manipulación de la extremidad por parte del terapeuta que le ayuda a guiar el movimiento con seguridad.

– Robot Pablo®

Sensor que permite captar la fuerza de presión que ejerce un usuario al agarrar o soltar objetos. Posibilita que el paciente reentrene la fuerza de pinza y presión, así como la movilidad de la muñeca. Además, cuenta con unos acelerómetros que recogen la movilidad de las articulaciones. El Multiboard es una tabla compuesta por dos agarraderas y sensores que ayudan al paciente a entrenar y movilizar el miembro superior.

Pablo® y Diego® disponen, como los otros sistemas descritos, de un software que facilita los programas de rehabilitación mediante juegos virtuales.

Ictus y hemiplejia

La hemplejia es una de las principales consecuencias del ictus. A su vez, la principal causa de disfunción motora de la extremidad superior está causada por ictus. Sistemas robóticos como los seleccionados por nuestros servicios para la rehabilitación del brazo, el hombro y la mano facilitan la realización de una tarea muy repetitiva. El software asociado a estas herramientas robóticas es de carácter lúdico, lo cual propicia una alta motivación por parte del paciente.

A la gran incidencia de la paresia (alrededor de un 75% de quienes han sufrido un ictus tienen dificultad para mover la extremidad superior) se une otra dificultad: la rehabilitación de la extremidad superior es mucho más lenta que la recuperación de la marcha o la rehabilitación de la extremidad inferior. Tres meses más tarde, persisten esos déficits en entre un 55 y un 75% de los casos. El feedback que proporciona la tecnología robótica facilita mayor número de repeticiones.

Para los pacientes con cierta funcionalidad, estos dispositivos pueden incluso ofrecer resistencia al movimiento y contribuir a entrenar en la recuperación de fuerza de forma controlada. Según el doctor Marín, el entrenamiento sensorimotor con los sistemas robóticos mejora los resultados funcionales y los resultados de funcionamiento de la extremidad superior, y contribuye a la disminución del dolor.

En el País Vasco, se calcula que viven más de 20.000 personas con discapacidad por DCA. Las secuelas de un daño cerebral son múltiples y, dependiendo de la gravedad y  de la zona afectada, se manifiestan en trastornos de la movilidad, problemas de comunicación, déficits cognitivos y alteraciones emocionales y de la conducta. Esta combinación de secuelas imposibilita la realización de alguna actividad básica de la vida diaria en un 60% de los casos y  la discapacidad severa o total en un 45%.

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