Entre los distinguidos clientes que habitualmente se daban cita en los veranos del balneario de Santa Águeda se encontraba el entonces Presidente del Gobierno, Cánovas del Castillo. El 8 de agosto de 1897, Cánovas del Castillo fue asesinado por el anarquista italiano Angiolillo, cuando se encontraba a la espera de reunirse con su esposa para dirigirse a comer. Este suceso provocó que la selecta y aristocrática concurrencia de bañistas, que buscaba cada verano en el apacible valle de Gesalibar la reparación de energías y los saludables efectos de sus aguas sulfurosas, huyera espantada quedando el balneario vacío y en silencio.
Reconstrucción del asesinato de Cánovas del Castillo en el balneario de Santa Águeda, a manos de Angiolillo