Salud mental

La identidad como problema central en la psicopatología actual

El doctor Manuel Martín Carrasco nos ofreció una clase magistral sobre la evolución de los síntomas de la enfermedad mental con el tiempo, sobre la construcción de la identidad personal y su importancia en los procesos psicopatológicos.
El doctor Manuel Martín Carrasco, ante una pantalla en la que se muestra una diapositiva de su presentación
El doctor Manuel Martín Carrasco, en su conferencia en el ‘Juan Carlos Irizar Aretoa’ del Hospital Aita Menni

¿Los síntomas mentales y las manifestaciones psicopatológicas evolucionan con el tiempo? La respuesta, según el doctor Manuel Martín Carrasco, es afirmativa. El director médico de Hermanas Hospitalarias Aita Menni y presidente de la Sociedad Española de Psiquiatría y Salud Mental afirma que, en los 40 años que lleva ejerciendo la psiquiatría, ha podido observar “diferencias notables”. De estos cambios, de su estudio y de las reflexiones a las que invitan habló en la sesión formativa que nos ofreció el 20 de abril, dentro de la Semana dedicada a San Benito Menni.

Entre estos cambios el doctor apuntó, por ejemplo, la desaparición “casi por completo” de la sintomatología obsesiva de escrúpulos morales y miedo al pecado (personas que hace unas décadas presentaban cuadros obsesivos que las llevaban a confesarse a diario). Por el contrario, el trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) ha pasado de ser una rareza clínica a proporciones “casi epidémicas, y no solo en la infancia y la adolescencia. Y lo mismo puede decirse de los trastornos alimentarios. Por otro lado, los síntomas del espectro límite son ahora extraordinariamente frecuentes».

Según nuestro psiquiatra, “sorprendentemente, hay muy pocos estudios que aborden las tendencias en las enfermedades mentales. Y los resultados son a menudo contradictorios por cambios en los criterios de diagnóstico”.

Identidad personal y psicopatología

El doctor Martín Carrasco profundizó en el concepto de identidad, uno de los más controvertidos tanto en el campo filosófico como psicológico. Existen numerosos estudios sobre la identidad personal y su relación con la formación de síntomas mentales.

Un momento de la charla del doctor Manuel Martín Carrasco.

“La identidad está relacionada con varios trastornos psiquiátricos y puede considerarse una dimensión particularmente relevante, no solo para los trastornos de personalidad”, explicó Martín Carrasco, a la vez que señalaba que la sociedad posmoderna plantea desafíos particulares para la configuración de la identidad, “lo que a su vez puede influir en los cambios observados en las manifestaciones psicopatológicas”. Por ello —advirtió— “es muy necesaria la investigación sobre los mecanismos que vinculan la identidad y la sintomatología clínica”.

Los roles, rasgos, objetivos, valores, creencias y experiencias se suman para crear la identidad. El proceso de formación parte de un desarrollo progresivo de la capacidad de la persona de percibirse a sí misma (conciencia). Una de las teorías del proceso de identidad propone que la estructura de la identidad propia debe ser conceptualizada en dimensiones de valor/afecto y que esta estructura está regulada por dos procesos universales, a saber, la asimilación/exclusión y la evaluación, que confiere sentido y valor a los contenidos de identidad.

La existencia de vínculos de identidad con psicopatología y funcionamiento psicosocial es clara. Para lograr un sentido de identidad estable, es necesario tomar muchas decisiones, ser capaz de hacer frente a las dificultades, ser fiel a las elecciones realizadas. Por otro lado, la investigación pretende comprender por qué la sociedad considera “desviadas” determinadas conductas en cada periodo histórico y, posteriormente, averiguar cuáles son los motivos que llevan a algunas personas a desarrollar trastornos mentales.

Preguntas en el aire

La identidad como problema central en la psicopatología actual

Volviendo al ejemplo de los trastornos alimentarios, se cree que las personas que carecen de un sentido claro y estable de sí mismas recurren a fuentes externas para ayudar a definirse y, por lo tanto, es más probable que internalicen los estándares sociales de atractivo (es decir, los tomen como significativos personalmente). Esta interiorización se asocia, a su vez, con la insatisfacción corporal y las conductas alimentarias desordenadas.

La adversidad temprana puede estar relacionada con la alteración de la identidad porque las reacciones cognitivas y emocionales a la adversidad son difíciles de integrar en una narrativa coherente del yo. Pero, ¿cómo podría la adversidad infantil predecir la angustia psicológica en la edad adulta?, se preguntó nuestro doctor.

Debido a que la adversidad infantil puede experimentarse como caótica, impredecible e incontrolable, estas experiencias pueden resultar en una intolerancia a la incertidumbre. La intolerancia a la incertidumbre también se ha asociado con el trastorno obsesivo compulsivo, la ansiedad social y la depresión. Estudios recientes han demostrado que la claridad del autoconcepto se correlaciona con una intolerancia a la incertidumbre.

“Queda por determinar cuándo y cómo la difusión de la identidad establece el escenario o se transforma en un trastorno clínico de la identidad y, en consecuencia, puede hacer que las personas sean especialmente vulnerables a experimentar psicopatología”, aseguró el ponente tras repasar distintos estudios y teorías.

Modernidad líquida y formación de la identidad personal

La identidad como problema central en la psicopatología actual

Las “identidades“ se construyen y revisan dentro de contextos sociales múltiples y cambiantes. En la modernidad líquida descrita por Zygmunt Bauman que vivimos, en lugar de (una) identidad personal, tenemos “identidad fluida” mixta, personal y relacional, que pone el énfasis en la libertad personal como criterio máximo.

Este énfasis en la libertad personal como criterio máximo genera problemas importantes, entre ellos los relacionados con cambios en la psique normal: caída de la vigilancia y la intuición, estilos de vida consumistas y hedónicos, identidades compartidas e inseguridad cognitiva, además de una reducción de la resiliencia mental.

Ante estos retos que ya se están presentando, en opinión de Martín Carrasco y a modo de conclusión, “los profesionales clínicos deben ser conscientes de estos fenómenos, para comprender mejor a los pacientes; son necesarios cambios en el enfoque de la atención de la salud mental y probablemente se desarrollará una nueva actitud terapéutica“.