La realidad de las restricciones derivadas de la pandemia del covid en personas con trastorno del espectro autista
Psicóloga general sanitaria y neuropsicóloga. Unidad de Discapacidad Intelectual y Trastornos del Espectro Autista con Alteración de Conducta. Hermanas Hospitalarias Aita Menni.
El confinamiento ha provocado graves alteraciones conductuales en la mayoría de las personas con TEA. La ira, la agresividad, cambios de humor, conductas disruptivas, llantos, así como la regresión de algunos síntomas ya superados son las principales manifestaciones.

El Trastorno del Espectro Autista (TEA) es un trastorno del neurodesarrollo, caracterizado por un amplio conjunto de alteraciones. La sintomatología que presentan las personas con TEA es heterogénea, abarcando el déficit cognitivo, alteraciones conductuales, sintomatología psicótica… Debido a ello, estas personas suelen recibir tratamientos basados en potenciar y/o desarrollar sus capacidades, favorecer una estabilidad clínica y comportamental y mejorar la calidad de vida. Destacan las intervenciones de tipo biomédico (tratamiento farmacológico, somático…) y las psicoeducativas, las de tipo conductual (análisis conductual aplicado; evolutivas: adquisición de habilidades de la vida diaria etc.) y aquellas basadas en lenguaje (sistemas alternativos y/o aumentativos de la comunicación, [SAAC]). Por otro lado, y en relación a las capacidades cognitivas de las personas con TEA, se observan dificultades en las áreas de atención, orientación, memoria, lenguaje y funciones ejecutivas. Centrándonos en estas últimas se describirían déficits en: En consecuencia, la intervención con personas con TEA se basa en establecer rutinas fijas y estructuradas en base a sus necesidades, fijando intervenciones y actividades determinadas durante la semana. Todo eso para favorecer una regulación emocional, ya que, debido a la dificultad en las funciones ejecutivas, el cambio de rutinas puede generar un descontrol de impulsos que desemboca en la aparición de conductas auto/heteroagresivas y disruptivas, entre otras. A raíz de la pandemia del coronavirus y la implementación de medidas restrictivas se delimitó el libre tránsito y se paralizaron las actividades cotidianas como el ir a trabajar, asistir a consultas médicas, recibir terapias, etc. con el objetivo de evitar su propagación y el contagio entre las personas. Dicha situación ha generado en la población en general un gran impacto psicológico caracterizado por estrés que se ha visto altamente influenciado por miedos a la infección, frustración, saturación de información… Si todo esto ha afectado a personas sin patología o alteración previa, ¿cuáles podrían ser los efectos o el impacto en personas con TEA? El confinamiento ha generado aislamiento social, interrupción de las visitas a nuestra Unidad de Discapacidad Intelectual, Trastornos del Espectro Autista y Alteraciones de Conducta tanto de familiares como de personal del entorno cercano, la imposibilidad del contacto físico y la ruptura de toda rutina conocida, provocando graves alteraciones conductuales en la mayoría de las personas con TEA. De esta manera, se han presentado regresiones en los logros ya alcanzados, un aumento de la sintomatología ansioso-depresiva, descompensaciones psicopatológicas y alteraciones conductuales graves. Principalmente se ha observado que la irritabilidad con conductas agresivas de la persona hacia sí misma y hacia los demás es de los primeros síntomas que se presentan ante un cambio para el cual no tienen un plan de respuesta. La falta de sueño, la deambulación improductiva, la pérdida del apetito, llantos frecuentes y reactivación de la clínica psicótica han sido las manifestaciones que han aparecido de manera habitual. Autor pictogramas: Sergio Palao. Origen: ARASAAC En relación a los trastornos afectivos, la ansiedad y la depresión se encuentran entre los trastornos más prevalentes. Además, se ha observado que la angustia que se genera en una situación de confinamiento desencadena principalmente: Las personas con TEA sufren importantes alteraciones psicológicas que no siempre derivan de la enfermedad en sí, sino del confinamiento y de los cambios de rutina. La ira, la agresividad, cambios de humor, conductas disruptivas, llantos, así como la regresión de algunos síntomas ya superados son las principales manifestaciones que se presentan. Ahora que ya se conocen algunas de las consecuencias que el coronavirus y todas las restricciones que se han llevado a cabo para su control han tenido sobre la población en general y más sobre las personas con TEA, puede llegar a ser momento de reflexionar. Cómo ya se ha mencionado en líneas anteriores, las personas con TEA precisan de hábitos rutinarios estructurados, para poder facilitar la estabilidad psicopatológica y comportamental, de los que han sido privados y limitados durante mucho tiempo. Puede que más del necesario teniendo en cuenta el balance de riesgos y beneficios que esta situación les podía ocasionar. Puede que sea el momento de parar y meditar sobre la realidad vivida y poder anticiparnos a futuras situaciones que nos puede tocar vivir.
Favorecer una regulación emocional
Impacto en personas con TEA
Bibliografía
Artículos
Long covid y sus consecuencias en el funcionamiento cognitivo
Neuropsicóloga. Unidad de Daño Cerebral. Hospital Aita Menni.
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